viernes, 3 de diciembre de 2010

Esperando y en el avión de vuelta, Nathalie Sarraute vista por Michèle Gazier







me he leído este pequeño libro de la editorial Naïve (que también edita ilustrados infantiles), Nathalie Sarraute, l'après-midi de Michèle Gazier e ilustraciones de Denis Deprez.

Michèle Gazier es autora de numerosos libros, los dos últimos: Le Goût de la lecture, Ed. Mercure y La fille, Ed. Seuil.  Denís Deprez es dibujante de bandes dessinés y también de algún libro más de la misma editorial.

Son 47 paginas (tamaño libro Mudito) que se leen de un tirón, y me han gustado muchísimo. La autora nos relata sus visitas a Nathalie Sarraute, uno de los autores del Nouveau roman, compañera de escritura de Robbe Grillet, Michel Butor, etc...

Encuentros alrededor de una botella de whisky y una de Perrier, visitas realizadas durante años, conversaciones que giran alrededor de la literatura y también de vidas diversas, acompañadas en algunas ocasiones de un rire de filles, de una complicidad continua, a pesar de la diferencia de edad.

Hay en estas paginas referencias, a los hijos, a los estudiantes, al feminismo, a otros escritores como Julien Green o Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre, Marguerite Duras, etc... 

Y esta fluidez en la conversación hace que Michèle Gazier piense que no hablan de literatura, hasta que es consciente que todo está marcado por el sello de la creación literaria, alrededor de la cual Nathalie no cesa de dar vueltas, tanto sobre las paginas escritas como sobre la vida. 

En 1993, seis años antes de la muerte de Sarraute, Michele Gazier finalmente le hace una gran entrevista, que saldrá publicada en Le Monde. Es en estas últimas paginas donde Nathalie Sarraute reflexiona sobre el hecho, de que la escritura aun no ha podido desgajarse de la realidad a la que indefectiblemente siempre vuelve. Así como la pintura a finales del XIX consigue separar el color del objeto que lo simbolizaba, en literatura se necesita de la comparación y la metáfora, de las que aun hoy día todavía no ha podido deshacerse. 

La pintura llega a la abstracción y torna, pero la escritura aun no ha conseguido separarse de la continua referencia a la realidad por lo tanto esa ida hacia la abstracción todavía no ha sucedido. O por lo menos es un camino que está por explorar.

Y los recuerdos de  Michèle Gazier se entremezclan; la botella de whisky, Pierre Soulages, o el vodka con el salchichón, las brasseries, el libanés donde comía o el bistrot donde escribía Nathalie, Jean Paul Sartre, el despacho, sus admiradores, etc... Todo ello acompañado por las imágenes al lápiz y carbón de Denis Deprez, que nos iluminan el texto.

Cuarenta y siete paginas que se leen como un suspiro, o por lo menos a mi es lo que me han durado, absorbida por la escritura, la admiración y el cariño que Michele Gazier sentía por Nathalie Sarraute.

2 comentarios:

  1. lisi mol, nu nul se,

    lini son, nu nul se,

    lili sol, nu nul se,

    liri som,

    si nul mar...


    Y un beso desgajado en realidad

    ResponderEliminar
  2. Enric, veig que ja has iniciat el camí cap a l'abstracció. Però és més fàcil el petó.

    ResponderEliminar