Y francamente quedé muy contenta por el artículo, aunque un poco atónita de que nos afrancesaran el nombre de la editorial, pero aun así muy agradablemente sorprendida por el artículo de Carlos Muñoz.
Acostumbrada a que muchas reseñas no son más que una repetición de lo que escribimos en nuestra hoja de novedades el texto que el periodista ha dedicado al libro está muy bien.
Con sensibilidad hacia un libro que puede que entre dentro de lo que ahora últimamente estoy cansada de oír, "los libros prescindibles" (habría que dilucidar quien es el que se puede arrogar el derecho de decidir sobre lo que en la edición tiene o no la categoría de prescindible).
Carlos Muñoz nos habla de que el libro proporciona una visión de la autora, más domestica, recopilando sus recetas privadas como en un diario personal pero así mismo "Marguerite envuelve cada breve nota con su literatura" de manera que "la soledad del autor" como la autora afirmaba del proceso de creación es la misma que la soledad con la que ella se envuelve en el proceso culinario, la soledad que nos proporcionan todas sus recetas... en la cocina de Marguerite.
Finalmente recordar que esta pequeña joya ha podido ser posible gracias al hijo de Marguerite Duras, Jean Mascolo
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