Un cuento putrefacto
11/10/2010 por LESEG
Un cuento putrefacto, Pepín Bello, Sd, 2010.
Hablábamos en la anterior reseña de cuentos al uso, cuentos amables y para muchos públicos.
Ahora le toca el turno a un cuento diferente, que puede que no guste a la mayoría, o ¿puede que esté equivocada? Eso vosotros lo tendréis que decir.
Este libro me viene al pelo por dos razones de peso. La primera es que hace poco, cuando publiqué el post sobre la ilustradora Ana Juan, preguntaba acerca de las ilustraciones en los libros. En este libro, la imagen tiene la misma importancia que el texto, yo no concibo esta publicación sin sus imágenes. Peculiares imágenes para un texto a su vez singular. La segunda es que este año se celebra el centenario de la creación de la Residencia de Estudiantes, centro que ha reunido a figuras tan destacadas como Severo Ochoa, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Eugenio d’Ors, Luis Buñuel, Federico García Lorca, Salvador Dali y Pepín Bello, autor de este cuento.
Fue miembro de la Generación del 27. Aunque no fue un miembro que dejara mucha obra escrita, si que era un gran orador ingenioso, surrealista nato, que inspiró muchas de las obras del grupo. De esta influencia habló Santiago Ontañón, quien declaró: «Recuerdo que Pepín Bello, el genial Pepín Bello, que tanta influencia ejercía sobre todos nosotros, y en especial sobre Lorca y Dalí, inventó un día los carnuzos y su definición correspondiente, rápidamente aceptada y puesta en circulación inevitablemente en nuestras conversaciones en aquellos años veinte. Carnuzo era toda forma o apariencia desagradable, sólida y carnosa, repugnantemente muerta. Pues ese burro muerto que creo que aparece sobre un piano en Un perro andaluztampoco es una idea daliniana, sino que es en realidad una aportación indirecta de Pepín Bello. Cualquiera del grupo que hoy sobreviva sabe perfectamente que esta secuencia de Un perro andaluz no es más que un carnuzo de Pepín Bello escenificado; pero idea original de Dalí, en absoluto» (Crónica 3, Madrid, marzo 1986, núm. 2)
Pasen y lean este cuento dedicado a sus sobrinos-nietos, ilustrado por Manuel Flores, donde se reconoce a parte de esa generación ya desaparecida.
Y también lo podéis encontrar reseñado en: www.redaragon.com
Libro sorprendente. No os lo perdáis
ResponderEliminarGracias Inma.
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