Al lado de casa, en una de esas fachadas que conservan después de haberse cargado todos el interior del edificio, una serie de grafitis hecho con plantillas.
Cada vez que veo como se va al suelo el interior de un edificio del Eixample, me pongo de los nervios, pensando en como se destruye todo nuestro patrimonio de interiores. Ya se han cargado casi toda nuestra arquitectura industrial, ahora siguen con los interiores de las casas del Eixample de Barcelona.
Desaparecen los suelos de mosaico hidráulico, los techos, las disposiciones de las habitaciones tal como se hacían en la época, la carpintería, etc... para sustituirlo todo por interiores asépticos con techos, puertas, ventanas y suelos hechos de manera industrial. Es un verdadero horror.
El Eixample de Barcelona que es valioso por los edificios singulares como La Pedrera, la casa Batlló, la Atmetller y tantos otros, lo es también como conjunto, testimonio y patrimonio de una época de nuestra historia arquitectónica.
Y no solo por las fachadas sino así mismo por los interiores que son a su vez parte de ese patrimonio. Pero finalmente ese conjunto quedará convertido en un queso gruyere, lleno de agujeros y en último término en una serie de carcasas vacías de contenido.
Volviendo al título de la entrada, en una de esas fachadas, que tienen que aguantar con pilones y estructuras, mientras la van tirando al suelo y reconstruyendo el interior, he encontrado estas imágenes hechas con plantillas.
Aunque los grafitis no me gustan, el trabajo con plantillas sí, puede que porque es más sobrio, o más meditado o más definido...
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