jueves, 6 de octubre de 2011

Un mes desaparecida encantada por "La mano encantada"








Desde la vuelta del verano, todo un més abducida por Gérad de Nerval y La mano encantada. También trabajando en la novela de Qiu Xiaolong y en La Cita de Guy de Maupassant, pero casi dedicada en exclusiva a la novela de Nerval.

Puedo decir que como le sucede al protagonista de la novela, el pobre Eustache, he sido encantada por medio de un sortilegio que me ha movido a navegar entre las aguas de los diversos niveles que tiene el libro.

El otro día viendo el noticiario francés de las siete de la mañana en el espacio de crítica literaria oí una afirmación que me interesó; hablando de un texto, en una entrevista, el autor o el crítico decían del texto del que hablaban "c'est une oeuvre a tiroirs". Y realmente el relato de Nerval es una obra con cajones.

Cajones que pueden permanecer cerrados si hacemos una lectura lineal del libro. Cajones que pueden continuar cerrados si no tenemos esa curiosidad innata que sienten algunos lectores, la curiosidad de rascar y escarbar más allá de la acción o de las situaciones que suceden en la historia que estamos leyendo.

Esa curiosidad que nos mueve a intentar bucear más profundamente y pasar a un segundo nivel donde hallamos otras informaciones guardadas en esos cajones que hemos ido entreabriendo o abriendo finalmente.

Y realmente La mano encantada es un libro que tiene muchos y variados cajones. Todos ellos girando sobre un tema, la magia, el ocultismo, la alquimia, los bandoleros, titiriteros y charlatanes de feria; y un final que nos predice la propia muerte del autor, que como el protagonista acaba colgado de una verja en una calle ya inexistente de París y un misterio, ¿se suicidó o fue asesinado?.

Llevo ya más de dos novelas en las que las traductoras me dicen, que las notas no son necesarias porque hacen más pesada la lectura.

Puede que en un libro de narrativa del XXI no sean necesarias las notas, pero en un libro de narrativa del XIX las creo imprescindibles. Ya sé que si el lector es un lector culto y sofisticado puede que conozca los libros, que se enumeran o los personajes históricos citados. O que en última instancia los buscará, pero como lectora amante de las notas agradezco mucho que esa información se me proporcione en el mismo libro, y valoro el trabajo de búsqueda que ha hecho el editor. Y en La mano encantada finalmente he incluido 35 notas.

Es una situación parecida a los índices onomásticos, que en muchos libros de ensayo, donde son necesarios, editores y autores tendemos a obviarlos y no incluirlos debido al trabajo que suponen. Pero que bien que le va al lector cuando, en las paginas posteriores de un libro, puede encontrar todos los nombres propios que salen citados en el texto.

Por último La mano encantada es un relato que te atrapa y te seduce cada vez más a medida que vas leyéndolo, releyéndolo y consultando otras ediciones, como he hecho yo en innumerables ocasiones. Una puerta de entrada a otros textos, otros libros, otras historias...

Y como siempre todavía haciendo intentos de portadas antes de darlo por finalizado.

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