Hace unas semanas en el diario La Vanguardia una columna de Julià Guillamon dedicada a la edición en nuestro país, donde poco a poco somos testigos de como los libros que quieren vender a toda costa las grandes editoriales son gráficamente más grandes y más feos. Donde casi parece impensable poder editar un libro con una cubierta únicamente tipográfica. Y veo que Guillamon también es un defensor del libro pequeño como yo, que soy alérgica a los mamotretos de tropecientas páginas y gran tamaño.
Por lo que os recomiendo la lectura de la columna.
Los libros grandes son difíciles de manejar, casi casi necesitas un atril, hay que ir a dimensiones pequeñas y si puede ser que cumplan la proporción áurea. El 16x24 se acerca a la divina proporción, mejor sería el 15x24, esta proporción es la más agradable. Esta proporción se da también en las tarjetas de crédito y todos sabemos lo agradables que son, sobre todo si hay saldo.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó